teologia para leigos

31 de agosto de 2011

BENTO XVI AMIGO DE NEOCATECUMENAIS, ARAUTOS et al...

«Arautos do Evangelho»

Três «casos de estudo»

¿El profesor Ratzinger? Demasiado bueno

En un primer examen tiende a promover a todos, también a esos grupos y movimientos que luego le dieron grandes desilusiones. Tres casos de estudio: los neocatecumenales, los monjes de Vallechiara [Família Monástica 'Fraternidade de Jesus'], los Heraldos [os Arautos] del Evangelio.

por Sandro Magister
ROMA, 26 de Agosto de 2011

Como es tradicional en ellos, los neocatecumenales han participado en gran número en la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid. Y han agregado allí su "day after", también esta segunda tradición. En la tarde del lunes 22 de agosto se reunieron en la centralísima Plaza de Cibeles, para celebrar el rito de la "llamada" al sacerdocio o a la vida religiosa, con su fundador Francisco José Gómez Argüello, llamado Kiko, para hacer de imán, rodeado por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y por decenas de otros obispos de todo el mundo.

La plaza estaba llena de neocatecumenales de numerosas naciones, 180 mil en total, entre los cuales 50 mil eran italianos y 40 mil era españoles. Justamente 750 llegaron de solamente dos parroquias de Roma, la ciudad en la que el Camino neocatecumenal está más presente. La "llamada" ha tenido una respuesta masiva. Cerca de 9 mil jóvenes de ambos sexos se trasladaron de la plaza al palco, para hacer bendecir por los obispos su elección vocacional.

Al inflamar a la multitud, Kiko no ha dejado – como hace con frecuencia – de enorgullecerse del apoyo del entonces profesor de teología Joseph Ratzinger a la plantación del Camino neocatecumenal en Alemania, en 1974. Ese año, Stefano Gennarini y otros discípulos italianos de Ratzinger en Ratisbona le informaron que habían entrado a formar parte del Camino neocatecumenal, en Roma, y que habían quedado entusiasmados. Su entusiasmo contagió al profesor Ratzinger, quien quiso encontrar en su casa, para cenar, a Kiko y a otra fundadora del Camino, la ex monja Carmen Hernández. El encuentro se prolongó al día siguiente, por voluntad de Ratzinger, en ese entonces obispo auxiliar de Munich. Y poco más tarde Ratzinger escribió a dos de sus amigos sacerdotes de la diócesis de Munich, recomendándoles calurosamente que hicieran crecer el Camino en sus respectivas parroquias. Así sucedió realmente.

Como siempre que cuenta este episodio, también en Madrid Kiko ha releído con énfasis algunas frases de esas dos cartas de Ratzinger. Lo que no quita que el Camino haya dado después momentos difíciles al mismo Ratzinger, convertido en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y por último en Papa.

Los textos del catecismo escrito por Kiko y Carmen para la formación de los miembros del Caminohasta ahora mantenidos en secreto – han demandado efectivamente trece años de revisiones y correcciones, por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes que fuesen aprobados en el 2010. Y también la modalidad con la que los neocatecumenales celebran la Misa y los otros sacramentos han sido objeto de reclamos y de correcciones insistentes, que no siempre han llegado a buen puerto, por parte de las autoridades vaticanas.

Si en 1974 el entonces joven profesor Ratzinger hubiese tenido conocimiento de los defectos del Camino en los campos de la doctrina y de la liturgia, su entusiasmo habría dado paso a una mayor cautela.

Y no es éste el único caso en el que Ratzinger ha pecado de excesivo optimismo inicial, al juzgar a nuevos movimientos religiosos que después le han dado motivos para preocuparse.

Uno de estos casos remite a la Familia Monástica Fraternidad de Jesús, establecida en los años 80 en una zona agrícola no lejos de Castel Gandolfo, con varias decenas de monjes y monjas. El fundador, el padre Tarcisio Benvenuti, dio el nombre alusivo de Vallechiara ['Vale', 'claro': Clara.val, de Bernardo de Claraval] a su nuevo monasterio y atrajo rápidamente las visitas y la simpatía de eclesiásticos ilustres, desde el arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, hasta el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia anglicana, Rowan Williams. También el príncipe Carlos de Inglaterra, en el 2002, visitó el monasterio y la granja. Y también el entonces cardenal Ratzinger.

Ratzinger se entusiasmó tanto que el 8 de marzo del 2004 escribió de su puño y letra al abad Benvenuti una larga carta, llena de elogios y aliento, todavía reproducida íntegramente en el sitio web de la comunidad:



Ese mismo año maduró inclusive en el Vaticano el propósito de confiar a la Familia Monástica Fraternidad de Jesús el cuidado de la basílica romana de San Pablo Extramuros, en lugar de los monjes benedictinos que residían allí desde hace siglos, reducidos en número y envejecidos:


Pero esto fue el inicio del fin, para el padre Benvenuti y los suyos. Los benedictinos, los verdaderos, se levantaron contra éstos, a los que consideraban falsos imitadores. Y comenzaron a sacar a la luz las numerosas y graves fallas de la comunidad. En el 2007, ya como Papa, Ratzinger envió a un abad benedictino a efectuar una visita apostólica, lo cual produjoo resultados desastrosos. La comunidad fue puesta en comisión. El fundador y el co-fundador, los padres Benvenuti y Zeno Sartori, fueron antes transferidos a los monasterios benedictinos de Praglia y de Novalesa, y luego exiliados a un santuario ubicado en las montañas de Austria, en St. Corona AM Wechsel, en la arquidiócesis de Viena.

El 12 de abril de 2010 llegó el golpe final. La Congregación vaticana para la Vida Religiosa, presidida por el cardenal Franc Rodé, redactó el decreto de supresión de la Familia Monástica Fraternidad de Jesús, decreto aprobado en forma específica por Benedicto XVI el 22 de abril posterior.


«Arautos do Evangelho»


Otro caso digno de estudio: los Heraldos del Evangelio. Son el único movimiento católico de reciente formación, al que Benedicto XVI ha citado por su nombre en el reciente libro-entrevista "Luz del mundo". Y lo ha citado para elogiarlo: son "jóvenes llenos de entusiasmo por haber reconocido en Cristo al Hijo de Dios y por anunciarlo al mundo"; son la prueba que también en Brasil – donde han nacido – "se asiste a grandes renacimientos católicos". Desde Brasil, los Heraldos del Evangelio se han difundido en decenas de países. En Roma están a cargo de la iglesia de San Benito en Piscinula. Son laicos y laicas consagradas, con algunos sacerdotes. Viven en comunidad y visten un uniforme cuasi militar de aspecto neo-medieval. Obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede en el 2001.

Pero su fundador, monseñor João Scognamiglio Clá Dias, proviene de una estirpe anterior y famosa, la del movimiento Tradición, Familia y Propiedad, conducido por Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995), de quien fue el colaborador y el intérprete más estrecho. Monseñor Scognamiglio Clá Dias ha escrito una tesis doctoral sobre el pensamiento y la vida de Corrêa de Oliveira. Al igual que Tradición, Familia y Propiedad, también los Heraldos del Evangelio son un movimiento católico marcadamente tradicionalista y conservador, en el extremo opuesto de las corrientes católicas latinoamericanas que se nutren de la Teología de la Liberación.

El conflicto entre estas dos tendencias tuvo recientemente por teatro al vicariato apostólico de San Miguel de Sucumbíos, un puesto de avanzada de misión en el área amazónica de Ecuador, en los límites con Colombia. Hasta hace poco tiempo este vicariato era dirigido por un obispo carmelita, Gonzalo Marañón López, simpatizante de la teología de la liberación, y en consecuencia de las comunidades de base, la lectura popular de la Biblia y la creatividad en la liturgia. La Congregación para la Evangelización de los Pueblos, presidida por el cardenal Ivan Dias, no estaba contenta. Y en el 2007 envió al arzobispo brasilero de Petrópolis, Filippo Santoro, a llevar a cabo una visita apostólica. En otoño de 2010 siguió la sustitución del obispo Marañón López con el sacerdote argentino Rafael Ibarguren Schindler, de la Sociedad Clerical "Virgo Flos Carmeli", la rama sacerdotal de los Heraldos del Evangelio. El cardenal Dias confió oficialmente al padre Ibarguren y a los Heraldos del Evangelio la tarea de reorganizar el vicariato "en modo diferente" respecto al anterior, rechazado por "no ser siempre conforme a la exigencia pastoral de la Iglesia". Pero a su llegada, los recién llegados encontraron inmediatamente la áspera oposición de los dirigentes por ellos desplazados.


«Arautos do Evangelho»


Han seguido meses de desencuentros verbales y a veces también físicos, con protestas, llamadas, marchas y suscripciones. También la Conferencia Episcopal de Ecuador se ha dividido a favorables y contrarios. Han intervenido en la refriega, contra los Heraldos del Evangelio, inclusive exponentes del gobierno. Para mediar, ha debido intervenir el nuncio apostólico, monseñor Giacomo Guido Ottonello, respaldado en la Secretaria de Estado vaticana, por monseñor Angelo Accattino. Hoy el desencuentro no parece todavía aplacado. Como otros movimientos católicos marcados por ese mismo perfil, los Heraldos del Evangelio tienden en todas partes a dividir. Hay quienes los admiran y apoyan al punto de ruptura, y quienes por el contrario no los soportan. Lo mismo ocurre con los neocatecumenales. Tienen fervientes admiradores entre los cardenales y los obispos, pero también muchos opositores y críticos. Los obispos de Japón en bloque, por ejemplo, recientemente han roto con ellos. Y lo mismo ocurrió hace pocos días en Nepal.

Los exhaustivos elogios iniciales de Ratzinger no siempre encuentran confirmación en los hechos.



[Põe-se a jeito e depois queixa-se… - próximos «desgostos» de Bento XVI?]